La vida escondido
Al cielo mi puño mira, al sol desafían mis ojos, mis oídos tapados a su antojo, y mis labios transmiten sólo ira. No conoces el valor de la desgracia, ni viviste la tristeza que me agobia, no tuviste cansancio doloroso, ni estuviste en paisajes de sollozo. El camino que dejé lo veo a la distancia, se aleja rápidamente como ágil fiera en caza. Ay de aquellos que con desgracia hincaron sus rodillas al yugo que nos pesa cada día y nos carcome hasta el Alma. Syd.