Para mi madre
Cuando vi el primer haz de luz, tu estuviste ahí, porque empezó mi vida desde tu vientre y este lazo perdurará hasta fin. En tu regazo descansaba yo feliz en mi niñez, siempre encontré refugio, siempre me sentí muy bien. Y aunque el tiempo avanzó, no fue para un adiós y olvido, fue un largo suspiro de amor que nos mantiene unidos. Pero hoy te escribo desde la distancia, anhelando goce en este día festivo, que recibas maravillas del Señor y que la paz sea contigo. Syd.