El tiempo no ha pasado
La noches son estrelladas. Arriba desfilan las constelaciones que me llevan a ella. La luz de una luna creciente alumbra ese lugar donde descansa. Está cerca de mis manos, pero tan lejos de mi corazón. La fragua encendida de mi amor, no me permite olvidarla, solo puedo recordarla y nada más. Es la misma noche que nos cubre, es la misma noche que nos separa. Puedo verla en mi memoria, pero ya no con mis ojos. Escribo versos cuando su rostro sonriente se dibuja en mi mente. Y cuando la nostalgia por su piel trigueña estremece mis dedos, mis manos se pierden en la fría pared de mi habitación. No es ella, es cierto, pero cuánto quisiera. No está conmigo, ni lo estará. Se perderá su recuerdo algún día, como las estrellas fugaces que desaparecen después de brillar; pero ese día no llega. Hoy la quiero como antes, pero mañana... mañana también.