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Viento del norte

Sentado, al pie del campanario, antes que el reloj alcance las doce, contemplo el firmamento, en busca de una estrella que ilumine esta oscuridad, como tu presencia iluminó la mía, anoche. El viento que viaja al norte, espera los versos que te dedico, entonces escribo con rapidez, para no perder el transporte. Y cuando las manecillas marquen la medianoche, remitiré estas líneas, que llegarán como un susurro, cuando por la mañana, sientas como la brisa primaveral, acaricia tu rostro. Las campanas de la catedral ya repican, la constelación de Orión se alza sobre la torre, miro al norte y entono cada palabra, pero he reservado tu nombre, con la esperanza de decírtelo, cuando tu mirada y la mía, se confundan en una sola, como parte de un gran todo. Daniel.

Poema III (Acróstico)

Estuve perdido tanto tiempo, en tu ausencia Viendo al tiempo correr, a las constelaciones pasar Envenenado mi corazón, por una flecha traicionera Lidiando entre la vida y la muerte, con el sueño y la realidad Y no soy, el que puede olvidarte Ni aún soy, el que puede acercarse Ganaste mi corazón con tus sonrisas O me deslumbraste con el brillo de tus ojos No navegaré en la ignorancia del recuerdo Zarparé con mi velero Ante el fuerte viento del olvido Lanzándome a una búsqueda interminable Errante por siempre Si nunca llegase a encontrarte

Poema II (Te extraño)

Como las estrellas están por siempre en el firmamento Así llevaré tu nombre en mis labios Te extraño con la fuerza del mar, cuando rompe contra las rocas Con la intensidad del llanto de un niño, cuando necesita de su madre Con la profundidad de la noche, si la luna está ausente Y con el silencio eterno, de la muerte final Pero me perderé en el abismo de los afligidos Sin las notas de un piano que me acompañen en el camino Y perseguiré por siempre la aurora de tu recuerdo Sin alcanzarte jamás

Poema I (Acróstico)

Estoy perdido sin tu amor Viste mis lágrimas correr En mis arrugadas mejillas, ahora Lejos de mi estás Y aunque deseo que seamos uno Nada más seremos dos

Invierno en mi corazón

Entre la tierra y el cielo se muestra más allá del límite horizontal una tormenta que a mi vida arrastra y que percibo fría e invernal Llega con rayos y lluvia como látigos que detienen mis pasos tornando mi vida turbia para no volar hasta sus brazos La angustia en mi pecho, y la piel herida por la fuerza del viento logran convencerme con el hecho que merecer su amor es casi un acontecimiento No puedo presagiar el futuro sólo andar con mucho esfuerzo pues la vida me parece como un muro donde no se puede escribir un verso Y agito las alas para alcanzarla muevo los pies para intentar avanzar Pero como no puedo besarla su indiferencia me evita comenzar Sopla con fuerza hasta cubrirme si ella no me desea a su lado pues sus palabras logran herirme tanto que dejan mi cuerpo congelado