Viento del norte

Sentado,
al pie del campanario,
antes que el reloj alcance las doce,
contemplo el firmamento,
en busca de una estrella
que ilumine esta oscuridad,
como tu presencia iluminó la mía,
anoche.

El viento que viaja al norte,
espera los versos que te dedico,
entonces escribo con rapidez,
para no perder el transporte.

Y cuando las manecillas
marquen la medianoche,
remitiré estas líneas,
que llegarán como un susurro,
cuando por la mañana,
sientas como la brisa primaveral,
acaricia tu rostro.

Las campanas de la catedral ya repican,
la constelación de Orión se alza sobre la torre,
miro al norte y entono cada palabra,
pero he reservado tu nombre,
con la esperanza de decírtelo,
cuando tu mirada y la mía,
se confundan en una sola,
como parte de un gran todo.

Daniel.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lejos del hogar

Mi Querida Tacna

Cantar de arrepentimiento

Anoche soñé contigo

Eterno silencio

Dos personas que jamás se amaron

Infelicidad

¿Por qué me culpas?

Te esperaré hasta el fin

Invierno en mi vida