La Voz del Corazón
Cuando escribo poesía disfruto la inspiración, es ella quien me dice cada palabra en cada renglón; no cierro los ojos, pero si mis oídos, escucho en silencio lo que viene de mi interior.
La dejo fluir libremente, la dejo guiarme sin temor, me gusta cuando me visita y justamente ahora estoy, disfrutando su compañía que celebro sin discreción.
Cuando camino con ella a mi lado, siento latir mi corazón, mi pecho vibra, se excita y delirio con emoción, no sabes cuán feliz me siento cuando iluminas mi interior.
Si susurras cuando te necesito, escucho con atención; pero no siempre sigo lo que me dices y luego sufro una decepción, es por causa de mi torpeza que me golpeo, por no seguir a mi corazón.
Obsérvame y encuentra mis secretos, dímelo al oído para corregirme porque necesito tus consejos, yo se que no te merezco, pero si me guías llegaré hasta las puertas donde te cobijas en mi interior.
Cuando por la mañana me saludas, cuando me extiendes tu mano con amor, yo te escucho dócilmente y recibo todo tu calor, estudio lo que escribes y anhelo simplemente que tu mano me guíe por este mundo de terror.
No sólo tu belleza me abraza, es tu sabiduría la que aprecio, me agrada que hables en silencio y compartas tus verdades, sabes todo lo que quiero y siempre encuentras lo que busco.
Ya sea en vigilia o cuando estoy en sueños, tu trabajas con esmero para darme lo que requiero, pero no siempre te comprendo o no entiendo tu lenguaje, aunque me gusta que me hables, a veces me turban tus verdades.
Y es que aún temo lo que tu amas, me creo inteligente y no escucho tus palabras, aunque hablas poco dices mucho y aún callada tu voz retumba en el cielo; dame tiempo para comprenderte y no te alejes para que te alcance.
Si todos te escucharan, qué felices que serían, tanta belleza oculta en cada uno, por esto quiero liberarte y dejarte que me guíes, se que no te muestras a cualquiera pero lo hiciste conmigo; no quiero perderte sin luchar, no digo que te vayas porque necesito de tu verdad.
Así querida socia, sigamos en busca de la armonía, tu has tu parte que yo haré la mía, solamente no te calles y dime lo que sientes y te prometo ante esta gente, que he de abrir mi pecho para que vivas libremente.
Syd.
La dejo fluir libremente, la dejo guiarme sin temor, me gusta cuando me visita y justamente ahora estoy, disfrutando su compañía que celebro sin discreción.
Cuando camino con ella a mi lado, siento latir mi corazón, mi pecho vibra, se excita y delirio con emoción, no sabes cuán feliz me siento cuando iluminas mi interior.
Si susurras cuando te necesito, escucho con atención; pero no siempre sigo lo que me dices y luego sufro una decepción, es por causa de mi torpeza que me golpeo, por no seguir a mi corazón.
Obsérvame y encuentra mis secretos, dímelo al oído para corregirme porque necesito tus consejos, yo se que no te merezco, pero si me guías llegaré hasta las puertas donde te cobijas en mi interior.
Cuando por la mañana me saludas, cuando me extiendes tu mano con amor, yo te escucho dócilmente y recibo todo tu calor, estudio lo que escribes y anhelo simplemente que tu mano me guíe por este mundo de terror.
No sólo tu belleza me abraza, es tu sabiduría la que aprecio, me agrada que hables en silencio y compartas tus verdades, sabes todo lo que quiero y siempre encuentras lo que busco.
Ya sea en vigilia o cuando estoy en sueños, tu trabajas con esmero para darme lo que requiero, pero no siempre te comprendo o no entiendo tu lenguaje, aunque me gusta que me hables, a veces me turban tus verdades.
Y es que aún temo lo que tu amas, me creo inteligente y no escucho tus palabras, aunque hablas poco dices mucho y aún callada tu voz retumba en el cielo; dame tiempo para comprenderte y no te alejes para que te alcance.
Si todos te escucharan, qué felices que serían, tanta belleza oculta en cada uno, por esto quiero liberarte y dejarte que me guíes, se que no te muestras a cualquiera pero lo hiciste conmigo; no quiero perderte sin luchar, no digo que te vayas porque necesito de tu verdad.
Así querida socia, sigamos en busca de la armonía, tu has tu parte que yo haré la mía, solamente no te calles y dime lo que sientes y te prometo ante esta gente, que he de abrir mi pecho para que vivas libremente.
Syd.
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