Tu inspiración
En un día solitario,
cuando fuertes vientos estremecían,
la tristeza corría como un velo,
sofocando todo canto de alegría;
Divino piadoso que creaste,
en esa tarde que caía,
un febril cuerpo decorado
de belleza con empatía;
que me susurra cada noche
y me motiva cada día;
desde entonces agradezco
al Creador,
por brindarme la mejor de las compañías.
A la mujer que yo quiero
le dedico mi poesía,
me empeño con mis versos
y le escribo con ardor;
si por ella yo me muero
que sea en sus brazos,
rodeado de su amor,
yo me entrego a su mirada
y obedezco con razón,
que es mejor disfrutar de sus palabras
que luchar por cosas de valor.
Con una lanza atravesada
vivo desde ese momento,
cual daga incrustada
en el fondo de mi corazón.
Así es el amor que por ti yo siento,
el que tu clavaste en mi interior.
Que no es sangre la que brota,
sino fuego con pasión,
el corazón enamorado
vierte llamas hasta el cielo,
no se cubre ni se mira,
sólo sientes su calor.
Syd.
cuando fuertes vientos estremecían,
la tristeza corría como un velo,
sofocando todo canto de alegría;
Divino piadoso que creaste,
en esa tarde que caía,
un febril cuerpo decorado
de belleza con empatía;
que me susurra cada noche
y me motiva cada día;
desde entonces agradezco
al Creador,
por brindarme la mejor de las compañías.
A la mujer que yo quiero
le dedico mi poesía,
me empeño con mis versos
y le escribo con ardor;
si por ella yo me muero
que sea en sus brazos,
rodeado de su amor,
yo me entrego a su mirada
y obedezco con razón,
que es mejor disfrutar de sus palabras
que luchar por cosas de valor.
Con una lanza atravesada
vivo desde ese momento,
cual daga incrustada
en el fondo de mi corazón.
Así es el amor que por ti yo siento,
el que tu clavaste en mi interior.
Que no es sangre la que brota,
sino fuego con pasión,
el corazón enamorado
vierte llamas hasta el cielo,
no se cubre ni se mira,
sólo sientes su calor.
Syd.
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