Amor al arte

La noche llora, como casi todas las noches que he vivido en estos dos últimos años. Sus lágrimas recorren mis mejillas, mientras mis pensamientos se extravían como ondas que viajan por el universo, hasta distorsionarse y tornarse en incomprensible ruido.

Otro amanecer sin ganas de dormir, sin poder dormir... sin poder dormir con ella.

¿Dónde está? Me pregunto. Y no puedo hallarla, porque está en el exilio. No sé cómo se extravió, no sé cómo encontrarla.

Desearía que vuelva aquí, a esta noche, en este momento, que sea parte de mí, como lo era antes. O deseo ser parte de ella, talvez eso era yo.

Las noches son más tristes en ausencia de mi amada. No quiero abrazarla, no quiero besarla, no quiero decirle palabras bellas ni jurarle eterno amor. Solo deseo que seamos uno, como lo éramos siempre.

¿Por qué, Apolo, por qué?

La alejaste de mí como apéndice inservible. Pero ella es mi corazón, mi sentimiento. Devuélveme el arte, la creatividad, el ingenio, la pasión; para escribir mejor que antes, para soplar mi quena y oírla cantar nuevamente, para pintar colores en este muro gris, para volver a vivir... ¡para volver a vivir con ella!

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