Adiós 2020

Te esperaba como una realidad, pero te volviste una posibilidad, hasta convertirte en el no ser de mi esperanza. No, no eres como la caja de pandora, pues solo escondías desgracias.

Como Sísifo condenado, cargo embrujado la piedra de un recuerdo que tritura mi mente, exprimiendo gota a gota la inagotable melancolía de mi pasado reciente. Aún cuando escribo, mis manos tiemblan de miedo y ansiedad; no puedo contener mis emociones o detener mis pensamientos. Solo mis lágrimas se liberan, pero yo continúo preso. Esto ya no es miedo, ¡es terror! Como película sangrienta de demonios y muertos.

Me llevaste al límite tantas veces, y aún vago en ese limbo. No sé si existí en este tiempo, o  quizá me atoré en ese hetéreo lugar donde anduve perdido sin vivir en realidad.

Arrancaste de mí el amor y me dejaste en la completa soledad. Te digo que ni en sueños he podido escapar, ni viajando en el astral encontré descanso a este tormento; solo silencio... solo silencio y nada más.

Y aún en este encierro busqué la verdad. Y la encontré. Sé lo que quiero: quiero dejar esta vida, quiero desaparecer sin más. Ya me cobraste el boleto de ingreso; ahora déjame pasar.

Estoy deprimido; estoy agotado. No encuentro un motivo para seguir, no encuentro un sentido para vivir. Renuncié ya a todo. Solo déjame ir, déjame ir... por favor.

Te despido con una invocación: que todos los afligidos se liberen, que aquellos que sufrieron descansen, y sea yo la última víctima de tu maldito entuerto, que solo me trajo dolor y desolación.

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