A mi primer amor
A ella le dedico esta poesía, no sólo por el afecto que mantengo en silencio, sino por el recuerdo que perdura desde ese triste momento, cuando yo me despedía de la primera mujer que llegaría a mi vida.
Todo lo que dimos no fue en vano, aunque han pasado muchos años, tengo el convencimiento que fue el de mayor afecto, no siendo los que siguen de menor valía, pero admito que a quien dedico esta poesía, causó en mi un estremecimiento, que hoy recuerdo con alegría.
Por eso guardo un espacio a tan querida mujer, aunque pasan los años no la olvido y me cobija sin ella saber, en cada momento desafortunado cuando sufro una decepción, me acompaña en silencio y le agradezco desde el fondo de mi corazón.
No en vano disfrutamos, no en vano nos besamos, siempre muy unidos aunque ahora separados, ¡querida mía! cuando pienso en tu memoria, me agito alegremente y sonrío con nostalgia, añoro esos momentos pero respeto tu distancia.
Estoy convencido que éramos uno, pero el destino no lo aceptó, así princesita linda partimos cada uno por nuestro rumbo; pero ahora que somos dos te recuerdo gratamente y vienes siempre a mi mente como el sol que ilumina nuestro mundo.
Si nuestros caminos algún día cruzamos, no me mires con nostalgia y piensa en los momentos alegres que vivimos, porque cuando un amor es eterno no hay destino que lo quiebre, y aunque casi diez años han pasado, anhelo ese momento... que tu vuelvas a mi lado.
Yo recuerdo tu rostro, con ojos adormilados, tu piel blanca y juvenil teñida de rosados y esos labios abultados suavemente y rojos carmesí; tu cabello largo y juguetón coronaban tu belleza, que sonriendo y perfumada parecías un ángel que bajó a mi morada.
Cuando mires esa estrella y escuches poesía, piensa en este joven que te escribe todavía, unos cortos versos por placer y un recuerdo inmenso que nunca has de conocer.
Ahora que han pasado muchos años sin tu querer, he encontrado a otra mujer de quién me enamoré, y aunque ella se alejó de mi regazo, yo te quiero confesar, con la confianza que tuvimos en amistad, que dejé de amarte porque ella ocupa tu lugar.
Siempre te recordaré como lo que eres para mi, el primer amor en mi vida y el más profundo en mi sentir. Gracias por tu compañía y el amor con libertad, fuiste mi maestra y me enseñaste a amar; por esto te digo para finalizar: nunca te olvides de quien te escribe, porque yo siempre te he de recordar...
Daniel.
Todo lo que dimos no fue en vano, aunque han pasado muchos años, tengo el convencimiento que fue el de mayor afecto, no siendo los que siguen de menor valía, pero admito que a quien dedico esta poesía, causó en mi un estremecimiento, que hoy recuerdo con alegría.
Por eso guardo un espacio a tan querida mujer, aunque pasan los años no la olvido y me cobija sin ella saber, en cada momento desafortunado cuando sufro una decepción, me acompaña en silencio y le agradezco desde el fondo de mi corazón.
No en vano disfrutamos, no en vano nos besamos, siempre muy unidos aunque ahora separados, ¡querida mía! cuando pienso en tu memoria, me agito alegremente y sonrío con nostalgia, añoro esos momentos pero respeto tu distancia.
Estoy convencido que éramos uno, pero el destino no lo aceptó, así princesita linda partimos cada uno por nuestro rumbo; pero ahora que somos dos te recuerdo gratamente y vienes siempre a mi mente como el sol que ilumina nuestro mundo.
Si nuestros caminos algún día cruzamos, no me mires con nostalgia y piensa en los momentos alegres que vivimos, porque cuando un amor es eterno no hay destino que lo quiebre, y aunque casi diez años han pasado, anhelo ese momento... que tu vuelvas a mi lado.
Yo recuerdo tu rostro, con ojos adormilados, tu piel blanca y juvenil teñida de rosados y esos labios abultados suavemente y rojos carmesí; tu cabello largo y juguetón coronaban tu belleza, que sonriendo y perfumada parecías un ángel que bajó a mi morada.
Cuando mires esa estrella y escuches poesía, piensa en este joven que te escribe todavía, unos cortos versos por placer y un recuerdo inmenso que nunca has de conocer.
Ahora que han pasado muchos años sin tu querer, he encontrado a otra mujer de quién me enamoré, y aunque ella se alejó de mi regazo, yo te quiero confesar, con la confianza que tuvimos en amistad, que dejé de amarte porque ella ocupa tu lugar.
Siempre te recordaré como lo que eres para mi, el primer amor en mi vida y el más profundo en mi sentir. Gracias por tu compañía y el amor con libertad, fuiste mi maestra y me enseñaste a amar; por esto te digo para finalizar: nunca te olvides de quien te escribe, porque yo siempre te he de recordar...
Daniel.
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