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Mostrando entradas de julio, 2020

Por qué tengo que olvidarte

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¿Caminante o errante? Perdido en este tiempo, perdido en este espacio. Suspiros en la noche, suspiros al amanecer. Durante el día te pienso, durante la noche también. Aún te espero, aún te quiero. Un cometa en el crepúsculo, un amor que deja huella. Una lágrima con aflicción, un adiós sin compasión. Te pediría que vuelvas, pero no tienes más calor. Debería yo olvidarte, Pero aún quiero amarte.

Estrellita

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Noche: En tu cielo oscurecido, está ella en lo alto. Brilla suspendida, en la distancia de su adiós. Viaja suavemente con la galaxia, danzando de un extremo a otro. ¿Cómo he de pedirte que la dejes venir a mí? ¡Cómo he de decirte que alumbre sólo a mí! Estrellita: Sólo eres mía en la distancia, sólo soy tuyo en mi fantasía. ¿Quieres acompañarme esta noche? ¡O todas las noches por venir! Y si tú no vienes, iré yo a ti. Sabes que puedo, sabes que debo. Porque sin tu amor... no tiene sentido vivir.

Fuiste mía

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En el baúl de mis recuerdos, el tuyo es el primero. Recuerdo esa mañana, recuerdo esa habitación, recuerdo ese momento, cuando hicimos el amor. Y fue del amor sincero, de ese que pertenece al del primer beso, y al del primer adiós. Jóvenes los dos, jugamos como niños, cantamos, reímos, hasta ese profundo beso, donde la inocencia terminó. Tus mejillas sonrosadas, se llenaron de pudor. En tu blanca piel de niña, mis manos tallaron una mujer. Fue entre mis brazos y piernas, que tu cuerpo sintió mi pasión. Si recuerdo hasta el aroma de tu piel, tus ojos soñadores, tu larga cabellera, tu ligera voz. No volverá aquel tiempo, pero no olvidarás este pecho; porque ese día fuiste mía, tanto como ese día... tuyo fue mi amor

El amor no es el fin

El amor nunca es el fin, el amor siempre es el medio. ¿Qué está al otro extremo? Tú. Ahora eres el final del camino, no el mismo camino. Estás en estos versos, porque eres mi inspiración. Te llevaré como cicatriz, pero sin dolor y angustia. Como lágrima que corre, al cantar nuestra canción. Un beso... en tu mejilla. Un abrazo... fraternal. Una mirada... de nostalgia. Un adiós... con el corazón.

Lecho de muerte

Quiero existir lleno de tu amor Dormitar con tu tibia compañía Despertando con la dulce ilusión Envuelta entre mis brazos todavía No me arranques de tu pecho Ni me tires al vacío del olvido Estoy muriendo aquí perdido Soy una sombra en este lecho Sólo sueño de día con tu regreso Amanezco entre frío y oscuridad Solo y afligido en eterno deceso Cubierto por tu manto de vacuidad

Sacramento de olvido

Amada, En el crisol de la distancia, se consume mi sueño. En la noche apagada, me pierdo en la penumbra. Soy una sombra oscura, que camina sin parar. No volveré a verte, pero te extraño. No estaré en tu vida, pero te amo. En la eucaristía de mi soledad, beberé del cáliz de tu ausencia, guardaré la hostia con reverencia, pero llegará el día que la tire al mar.