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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Tus seis sentidos

¡Ay! Mi querida niña, por más que piensas, tu no sabes lo que sé, tu no entras en mi mente y consigues entender, lo que pienso en tu ausencia e imagino sin tu saber. Qué belleza hay en tus ojos, aunque no penetran en mi ser, no importa cuanto me miren, no descubren en mi corazón, los sentimientos guardados que por ti tengo hoy. Son tus oidos tan agudos que no escapa ningún rumor. Pero mis palabras de amor no suenan ni tienen eco, a veces pienso que ni siquiera las oigo yo. Tus manos sútiles y laboriosas, que saben de tejidos y artes, no recorren la piel de mi cuerpo, tampoco se inmutan cuando desfallezco. Vas por la vida sintiendo fragancias, que tu cuerpo destila como perfume natural, aunque en mi presencia, no descubres aromas ni siquiera alguno artificial. Y en tu boca, los sabores deleitan tu paladar. ¡Si tan sólo un beso tuyo pudiera yo robar! Seguro que tus seis sentidos encontrarían un nuevo mundo, aquel donde vivimos tu y yo juntos cada segundo. Syd.

Más allá del horizonte

Cae el sol, se esconde más allá, en el horizonte que se aleja día a día, al final del mar. Las luces en el cielo se encienden lentamente y sin vacilar, la noche me sorprende y tus recuerdos a mi vuelven. Así como las estrellas brillan en las noches, mi amor por ti alumbra mis desvelos. Sueños con letanías, despertar sin sosiego. Mareas nocturnas, tormenta como ninguna, extravío prolongado que sólo sabe de destierros, gitano por el mundo, me dirijo extraviado sin conocer el rumbo. Eres léjana tierra escondida en el océano de la vida, y yo un errante caminante de zapatos desgastos, sin saber que para alcanzarte, necesito remar hasta mares muy profundos. Syd.