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Para alguien que no conocí

En este rincón oscuro de mi vida, en este aposento del dolor, te escribo unas cortas líneas, con la esperanza de que un ángel te entregue mi aflicción. Porque desde que no te vi y supe de tu partida, he vivido con la angustia de no luchar por ti como debía. Perdona mis lágrimas, perdona mis lamentos, no pude conocerte, no tuve el valor en aquellos días. Cada noche que te recuerdo y cada día que te pienso, vivo una tragedia como una hoja que se seca bajo el sol del desierto. Y por ti lo siento tanto hoy en día ¿Dónde estás? Me repito sin respuesta ¿Vive en ti la chispa de la vida? Pero no hay vida en mi cuando te recuerdo, por eso ruego al Señor por nosotros, porque es el drama de algo que no sucedió. ¿Porque nunca llegué a conocerte? ¿Por qué el destino nuestra reunión trabó? Nadie sabe que te llevo, pues nadie ve mi corazón, y nadie presiente que cada año que pasa, acaricio más nuestro encuentro. Así, cuando esté a tu lado algún día, quizá allá lejos detrás del firmamento, no me guard

Sé que me amarás

En el pasado se queda la esperanza de amarte hasta el final, ahora vivo a la distancia y esto me causa tanto mal. Hasta hoy yo te pretendo, como un novio en el altar, aunque siempre estás pensando que este amor no va a durar. Pero creo en el futuro, veo a la tristeza quedándose atrás, ya no siento ningún apuro, porque es tu amor el que me darás. Y cuando lo tenga entre mis manos arderá este sentimiento, pues libre estaré de los candados para gritar tu amor al viento. Syd.

Dulce compañía

En ese abrazo tu dominio expresas, cuanto más me entrego más encuentro en ti sosiego. Si te imagino, siento tu calor, pues tan cerca estamos que no hay roce, sino fusión. Reunidos en la noche volamos sin parar, en busca del complemento para no separarnos más. Anida en este pecho sediento de amor, pues esperaré tu regreso solitario en mi habitación. Syd.

Cuando el amor no acaba

Yo no tengo porqué recordarte, porque siempre estuviste en cada día de mi vida; nunca voy a olvidarte, porque este amor no tiene medida. Muéstrame el camino del odio, para nunca seguirlo; muéstrame el camino que me aleje de ti, para recorrerlo en otro sentido. Escríbeme las palabras más tristes, porque esa página jamás la abriré; mírame con desprecio, para cerrar mis ojos y buscarte con el pensamiento. Intenta apartarme, para siempre querer conquistarte; no te fijes en mis sentimientos, para dártelos yo a cada momento. Y si el agua deja algún día de correr, viviremos del rocío que nos brinda cada amanecer; y si las nubes oscurecen el sol, buscaremos un lugar con brillo para nuestro amor. Syd.

Los más grandes

Con permiso del respetable, tomo receso para los temas del mundial, que son algo triviales; pero en esta vida... de todo se puede poetizar. La dulce naranja Por la derecha te paseaste y con los centros lo mataste, jugaste con valor y pusiste el corazón. La naranja ha regresado con un zumo de alegrías, que refrescan el corazón de los hinchas de hoy en día. Syd. El pulpo y su pasión Ocho brazos y un cerebro ya te dieron por vencedor, desde el fondo de los mares, un pulpo adivino, se puso la camiseta del tricampeón. Los gauchos con sus ganas pero los otros van mejor, hasta con un papelito en los penales, Alemania será el triunfador. Syd.

Eres mi inspiración

Siento la libertad cuando te amo porque entiendo la Verdad en el altar de tu cercanía, vivo anhelando estar a tu lado, porque sin ti no quiero más esta vida. Deseo sentir la pasión que nos brinda el amor, quiero beber del cáliz de tu compañía, y seguir juntos en adoración, comiendo de la hostia de tu sabiduría. Béndita Tú ¡Oh! Estrella de mi inspiración, que iluminaste el silencio de esta triste vida, porque arropaste con dulce canción, el alma que entonces estaba herida. Syd.

Espérame en el puerto

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Sólo tus sentimientos recorren mis venas, desde que inyectaste amor en mi corazón, aquel día cualquiera con un cielo claro, retamos al tiempo y siempre seremos por esto, un solo ser y no dos. Espérame en el puerto del tiempo, que este viaje no dura más que un momento, porque amándote como te amo, te llevo cada instante en mis pensamientos. No habrán mareas que me alejen, ni tempestades o fórcides, ni vientos ni sirenas, no será el comercio, tampoco la enfermedad, ni tristes mujeres que se contentan con ese espasmo vanal... Así volveré yo a visitar tu templo, tan limpio como partí, encontraré a la diosa que vive adentro y la desposaré, porque este amor que yo siento, no se compara al afecto de los seres que conocí. Syd.

Para mi madre

Cuando vi el primer haz de luz, tu estuviste ahí, porque empezó mi vida desde tu vientre y este lazo perdurará hasta fin. En tu regazo descansaba yo feliz en mi niñez, siempre encontré refugio, siempre me sentí muy bien. Y aunque el tiempo avanzó, no fue para un adiós y olvido, fue un largo suspiro de amor que nos mantiene unidos. Pero hoy te escribo desde la distancia, anhelando goce en este día festivo, que recibas maravillas del Señor y que la paz sea contigo. Syd.

Si te recuerdo

En la oscuridad de esta habitación pensé en ti, en tu partida y en la manera que saliste de mi vida. Por las noches te recuerdo como la posibilidad que no fue, como una vida que se extinguió por la dureza de mi corazón. Y en la tristeza de mi memoria, vacila lentamente la esperanza de un pecador, un breve latido, el último respiro antes de exhalar las ganas de tenerte al lado mío. No quiero apartarme de tu estancia amorosa, ni alejarme de las manos que procuran las caricias más deliciosas. Prefiero tenerte acostada entre mis brazos, sientiendo los dulces besos que cubrían toda mi piel. Pero entre las canciones tristes de mi vida, fuiste aquella que lloré dos veces, sin que supieras que esas lágrimas avivaron al árbol que me ensombrece día a día. Hoy es la duda mi compañera, vestida de luto por el amor que enterré una noche cualquiera, en un pareja olvidado, al que hoy no quiero volver, porque siento ese dolor, que acompaña a los equivocados. Syd.

Dudando por ti

Otra vez, tendido en el suelo mirando el cielo nocturno, pensando en volver a verte o no tenerte nunca más junto a mi. Detrás de las montañas, viajando por la ladera, llegaré finalmente al destino que se muestra con un oscuro porvenir. Caminaré en soledad porque ya no puedo más, tantos años de malicia sin considerar ese desprecio, fue un martillo empujando el clavo y tu como víctima de ese dolor. Azoté con dureza y cansino amor tu presencia, pero ahora estoy alejado ya de tus manos, escuchando las olas que rompen en este duro corazón. Y en ese desértico sentimiento, clamo por la justicia que merezco, porque no me veo como un ser humano, desde que me entregué sin recelo a las caricias del impudor. Syd.

Volveré a ti

Espérame en la cúpula celestial, en ese lugar tan lejano y perpetuo, donde el sol nos abriga como un padre y la luna nos cobija como una madre. El tiempo que me queda bajo el manto de las nubes, que me bañan con sus sombras sin brillos y destellos, avanza rápidamente y ya en mi mente yo me encuentro, desojando cada segundo y mirando el firmamento. Tu ausencia es como beber del caliz del olvido, triste y remiso me confunde y me pierdo en silencio, como las gotas de lluvia que algún día cayeron en un desierto. Y en esta vida, donde mis defectos como fuego me consumen, espero con ansias la visita del ángel, que con la hoz en su mano, arrancará de este barro, lo único que merece llegar a tu encuentro. Esta noche no me acompañas, pero cuando parta yo a mejor vida, espera con alegría lo mejor que yo tengo, porque a tu estancia viajará mi alma, pura y eterna, como lo era antes de anidar en este cuerpo. Syd.

En un instante contigo

En el seno de la conciencia encontré la respuesta que por años busqué. Ahí escondida estaba, envuelta grácilmente y durmiendo en el silencio absoluto de mi olvido. Cuando te divisé creo que temblé, y cuando temblé supe que te había hallado. Pues al cobijarte entre mis brazos te acaricié como antes, como en aquellos días cuando tu bello rostro era familiar a mis sentidos. Y en ese breve instante de larga conmoción, comprendí que en la ausencia de recato, la rosa no florece en un corazón infértil, como el que hoy tengo yo. Syd.