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Mostrando entradas de julio, 2008

La vida escondido

Al cielo mi puño mira, al sol desafían mis ojos, mis oídos tapados a su antojo, y mis labios transmiten sólo ira. No conoces el valor de la desgracia, ni viviste la tristeza que me agobia, no tuviste cansancio doloroso, ni estuviste en paisajes de sollozo. El camino que dejé lo veo a la distancia, se aleja rápidamente como ágil fiera en caza. Ay de aquellos que con desgracia hincaron sus rodillas al yugo que nos pesa cada día y nos carcome hasta el Alma. Syd.

Desde tu partida

Extraño tus ojos y aún siento tu sabor, el espejo ya no brilla sin la luz de tu fragor, esta noche por ti mi corazón late y oigo como salta de emoción. En mis noches, llenas de soledad, ya no canto como un cisne o brillo como una estrella, me arrullo con el silencio que se rompe sólo con mis pensamientos. Y si al mar mis ojos voltean, veo formas que se asemejan a tu belleza; me confunde el oleaje y sueño con tu figura, que conocí en cada una de sus curvas. Pero cuando resplandece la mañana, cuando el sol me ilumina y calienta mi habitación, es ahí que yo siento que has vuelto para darme tu calor. Desde que partiste a un mundo superior, mi único consuelo, es que tu reposas junto al Creador. Syd.

Al compás de ti...

Larga cabellera que adornaba tu candor, negra, azabache y dócil; miel que mis manos perfumaba con una armonía de olores que sentía hasta en mi interior. Divino momento cuando te acariciaba, besar tu corona yo quería y bañarme con las delicias que tu boca destilaba. Quisiera un largo beso, que me llene noche y día. En las noches que nos vimos nos estrechamos cálidamente, no cruzamos nuestros cuerpos pero si nuestras mentes, más allá de esa instancia, nuestro corazón vivía encadenado. Qué tiempo de maravilla, cuántas cosas dejamos al olvido. Si retrocedo el tiempo, estoy seguro que más de un beso yo te robaría. Syd.