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Adiós 2020

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Te esperaba como una realidad, pero te volviste una posibilidad, hasta convertirte en el no ser de mi esperanza. No, no eres como la caja de pandora, pues solo escondías desgracias. Como Sísifo condenado, cargo embrujado la piedra de un recuerdo que tritura mi mente, exprimiendo gota a gota la inagotable melancolía de mi pasado reciente. Aún cuando escribo, mis manos tiemblan de miedo y ansiedad; no puedo contener mis emociones o detener mis pensamientos. Solo mis lágrimas se liberan, pero yo continúo preso. Esto ya no es miedo, ¡es terror! Como película sangrienta de demonios y muertos. Me llevaste al límite tantas veces, y aún vago en ese limbo. No sé si existí en este tiempo, o  quizá me atoré en ese hetéreo lugar donde anduve perdido sin vivir en realidad. Arrancaste de mí el amor y me dejaste en la completa soledad. Te digo que ni en sueños he podido escapar, ni viajando en el astral encontré descanso a este tormento; solo silencio... solo silencio y nada más . Y

La última luna llena

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Un año ha pasado, desde que la última luna llena me sorprendió en la noche oscura, borrando del cielo cualquier estrella.   Ella, pura y brillante, como doncella andante, descendiendo desde lo alto, hasta alcanzar mi horizonte; tan cerca de mí.   Fue esa noche un día con su presencia. Fue su luz la que abrió mis ojos. Estaban mis manos contenidas, pero creí que la podía alcanzar. Los suaves relieves de su blanco esplendor, eran como pliegues de un vestido, que iban y venían, como ligeras olas que bañan una rivera en eterna danza, seduciéndome y llenándome de emoción. Mágico fue el momento. Deslumbrado y feliz por esta visión quedé. ¡Era mi luna! Que ataviada de un vestido blanco, sobre su piel trigueña, bajaba llena de vida por las escaleras, borrando de mi memoria el recuerdo de cualquier otra mujer.   Adiós luna llena, no nos volveremos a ver.

No recuerdo

No te encontraré Penélope, nunca podré. Te esperaba y te busqué. Creí ver el reflejo de tu ser en otra mujer. Pero ella no era tú. Solo fue un remedo, muy lejos de tu virtud. ¿Aún tejes y destejes esperándome? Porque yo ya no sigo luchando. Solo exhalo suspiros de muertos. A donde veo hay cadáveres. A donde voy no estás tú. Tu luz se apagó en mi distancia. De tu voz no quedó ni el eco. No recuerdo ya tu amor. No recuerdo ya tus besos. No recuerdo tus abrazos. No recuerdo quien fui yo.

Mundo solitario

He vivido para sentir olvido, tristeza, pena y dolor; son tiempos de cuarentena, cuando nadie me acompaña. En esta habitación solitaria, el mundo se hace nada, el infierno es mi morada, azotada la mente y el corazón. Lágrimas al amanecer, con gritos reprimidos, la muerte está dentro, lo sé: estoy deprimido; superado, con miedo, expirado. El mundo gira, el mundo avanza, la peste me infectó; la soledad es mi mundo; ya no existo... todo terminó.

Ahora

He amado y he perdido. He llorado y he sufrido. Aprendí en el dolor. Un infierno desatado. Pero el odio no ha ganado. El amor triunfó. Ahora soy más sabio. Me lo dijo quien amó.

Sueño de amor II

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Puedo dormir esta noche contigo, o puedo no dormir esta noche contigo. Arrodillado en el altar de tu corazón, o arrodillado en el altar de tu olvido. Construyendo un mundo para los dos. o soñando un mundo alternativo.   Igualmente pensaré en ti, igualmente soñaré contigo.   Besaré el aire que respiras, o besaré tu memoria afligido. Te abrazaré hasta unirte a mí, o te imaginaré unida conmigo. Hablaremos hasta el amanecer, o hablaremos en mi desvarío.   Igualmente pensaré en ti, igualmente soñaré contigo.  

Suspiro desencadenado

Un suspiro lejano a mi oído ha llegado, como peregrino de tierras profanas, colmado de angustia y dolor, abrumándome con su pena, hasta quedar yo conmovido y gritar en su dirección: ¡Libertad! Para el corazón cautivo. En ese expresivo hálito, no son uno ni dos, son largos los versos que vuelan escritos sobre el viento; líneas de profunda emoción que delatan los sentimientos más ocultos, de aquel que a distancia no contuvo su aliento... y lloró .   Las palabras de su alma contrita, compungidas por la angustia de un desamor, declamaron un poema con sangre; eran versos conjurados con rimas para inflamar el viento, hasta que un huracán apasionado desató. Entre todo este lamento, sus lágrimas causaron tempestades, llenando quebradas y valles, con ríos y mares; los desiertos florecieron, pero el mal tiempo toda vida arrancó. Cuando aquella noche se volvió muy oscura, le embargó un profundo sopor que un ángel le regaló, para cortar la pena y su temperamento, hasta que en el cielo y la

La vida es muerte

Muerte, Con los huesos blancos de tu mano, acaríciame. Con el negro manto que te cubre, protégeme. Con la fría hoz que empuñas, ¡arráncame! Bésame en esta noche, de letanía sin fin. Deposita tu lúgubre ósculo, en esta mejilla sin vida, en esta alma perdida, en este corazón apagado, en este cuerpo suicidado. Es este el infierno, y yo un condenado; como vetusto saturno, sabio y olvidado. Muero en la noche solitaria, escribiendo negros versos, con ojos llenos de miseria, cansados, rojizos y obsesos. ¿Dónde está la esperanza? ¿Dónde el amor arrancado? ¿Esta vida es una venganza? ¿O estoy pagando un pecado?

Nadie

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Cuando los días son los mismos, en donde cualquier pequeña alegría se disuelve en la soledad, o cualquier nostalgia se vuelve larga. El mundo se desvaneció de un momento a otro. La poesía es solo el reflejo de un lamento interminable. No deseo escribir nuevamente. Las canciones alegres no lo son más, las tristes deprimen. Las calles se hicieron tan oscuras, los parques desaparecieron, el río dejó de cantar. ¿Le importaría a alguien si muero? ¿Cuándo fue la última vez que alguien me acarició? ¿Alguien sabe si vivo? ¿Alguien se preocupa de mí? Nadie. ¡Me extingo! Lo siento con cada minuto, esté despierto o dormido. Esto ya no es vida, estoy muriendo... Y lo sé.

Camila es existencia

  Muerte La vida es un momento, la muerte eterna. La muerte pues, es el devenir de la vida. ¡Aquí estoy! Perdido... ¡Perdido! Derrotado por la angustia y el olvido. Deseando que mi tiempo termine. Esperando que la muerte me fulmine. Arranca mi corazón de este pecho. Riega mi sangre en todo lo ancho. Extingue el sueño que me hace daño. Vil esperanza que me llena de engaño. Y porque este dolor es una eternidad... ¡Ven muerte! ¡Líbrame de esta soledad!   Camila   La muerte será eterna con tu ausencia. Pero contigo estaré eternamente vivo.   ¡Oh! Si la muerte contigo pudiese verme. La envidia en su pecho sería enorme. Tú, Camila, de la muerte vencedora. ¿Aceptarás, por fin, a quien te adora? Porque de la mía, mitad del alma no eres. ¡Eres toda mi alma! Espero me liberes. Sé luz en mi vida, nunca me perderás. Sé todo para mí, la muerte extinguirás. Eres tú mi causa, y yo tu consecuencia. ¡Amor mío! ¡Eres la razón de mi existencia!

La muerte es la libertad

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No conté los barcos que se hundieron, ni las vidas perdidas que se ahogaron en el tormentoso océano. Y de entre todas aquellas almas, sólo la mía siguió unida a este cuerpo; nadando, respirando, pensando... en ti, mi amor.   La corriente me alejó de cualquier costa, no sé donde estoy; pero sigo extraviado; y también olvidado. Condenado como Atlas, a sostener cada día el inmenso dolor que causó tu adiós; siento que el enorme peso pronto me aplastará.   Eres todo lo que me ata a la vida, eres el universo donde habito, mi única razón para existir. Hacer el bien para ti, es mi entera complacencia. Ahora, estando tú ausente, no puedo en este mundo —o en el otro—, alcanzar la felicidad.   Y aunque eres mi vida, también eres mi muerte, porque asesinaste en mí, aquel deseo por seguir, por vivir, por encontrarle un sentido a lo que la gente llama vida, que visto como lo veo yo, no es más que la antesala a la desvanecencia.   La vida es un momento, la muerte eterna. La muerte pues, es el deven

Trece años escribiendo

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En agosto cumplí trece años escribiendo en este blog. Curiosamente, la primera publicación no figura como la primera, sino como la séptima, y se titula A mi primer amor . Es cierto que esta fue mi primera publicación, pero la borré y la volví a publicar algunas semanas después. Fue una gran amiga en Nicaragua quien me animó a escribir. Mirando hacia el pasado, parece que solo apretó un botón y comencé a hacerlo... hasta el día de hoy. No sólo me gusta escribir, es todo un proceso que me llena y me vacía al mismo tiempo. Me permite investigar, aprender, afianzar, crear, escribir, manifestar, desfogar, compartir y más. Llego a comunicarme, a expresarme con mi arte. Es inagotable, no me aburre ni me agota. Dejé de escribir específicamente para este blog por algunos años, porque todas las publicaciones las hacía en odiseavirtual.blogspot.com . Pero ya regresé al poemario y pienso no dejarlo nuevamente. Hoy que releo ese primer poema, noto ese entusiasmo juvenil, ese ímpetu inmaduro,

Cuando vuelva a tu lado

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  El astro rey brillará dichoso aquel día con más intensidad.   La luna cubrirá con su mágica luz nuestro reencuentro. Aquella mañana sólo te miraré y te dejaré entrar.   En romántica noche me uniré contigo. Eres mi otra mitad.   Las calles oscuras, en silencio perpetuo, no volverán a serlo más. La música nuestra dejará de ser rumor; al fin la podré disfrutar. Mi rostro cansado olvidará la seriedad y aprenderá a sonreír.   A tu lado, mi existencia no será una posibilidad, será una realidad.  Y serás feliz conmigo, como yo lo seré contigo.

Noche de perseidas

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Caen gotas que resplandecen en la oscuridad de una noche de agosto. Todas se extinguen en el camino, desaparecen en un tiempo corto.   Pero hay una que no. Fuiste tú, mi amada estrella: un ángel. Tus ojos alumbraron mis noches, en ese agosto de otro tiempo; en aquel tiempo que ya no volverá. Llegaste con las demás perseidas, luminosa, radiante, cautivante, hermosa. De entre todas tus hermanas, sólo tú elegiste esta tierra yerma; plantando en mi corazón: el amor.   Te convertiste en mi idilio, en la musa para mi poesía, en la luz al final del camino, y la inspiración para mi vida. En esta noche de perseidas te recuerdo.   Pero no, ya no son gotas brillantes que caen fugazmente desde el cielo; sólo son gotas rodando por estas mejillas, que se ahogan en la aridez de mi nueva vida.

Alguna vez existí

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Dicen que la felicidad es de quien ama, y yo te amé ; con intensidad, con pasión, con locura... Pero no daré otro beso en tu mejilla, porque te dejé partir,  a donde hayas ido. Despedirme de ti ha sido tan duro, y ahora soy tan infeliz.   Creía que estaríamos unidos, hasta el final, ¡o más allá! Hoy no puedo mirar hacia atrás, porque aún creo que estarás adelante. Pues aceptar tu amor como imposible, extinguiría todos mis sueños. Y vivir sin un sueño donde no estás tú... es no vivir. No fue pecado, ni  una religión. ¡Amarte fue vida!   Y es que contigo... por fin existí.

El alma libre de Odiseo

Hoy fluyes por mis venas, como manantial de agua fría. Ahora agitas nuevas penas, como antes eras mi alegría.    Tinta roja que mi corazón derrama, así estoy muriendo sin saberme tuyo. Cada noche necesito estar en tu cama, y espero tu llamada porque no concluyo. No es la dulce espera, sino la tensa calma. Saltaré al abismo cuando me ahogue la pena, como Ícaro abatido con alas que estrena, enterrando el cuerpo y volando con mi alma.

Sin ti

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Te extraño tanto, tanto, tanto... La vida ha perdido el sentido sin ti. A veces sólo imagino lo que pudo ser. Y vivo en el no ser de ese mismo sueño.  Tratando de huír de esta soledad, todos mis sentimientos se refugian en mis pensamientos más profundos. Porque si antes mi razón reclamaba, hoy entiende que no se vive sin ti.

No quiero despertar

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Noche, déjame dormir. Día,  déjame dormir. No quiero despertar mañana, no quiero despertar pasado, no quiero despertar algún día. Sólo si tú me despiertas, o dormiré hasta el fin.

La sangre de Camila Beltrán

Te llevo en mi mente y en mi corazón, como sangre que recorre mis venas, ¡Vida que fluye por todas ellas! No necesita de alguna explicación. Aún siento esos tibios besos, como sangre corriendo adentro. Gitano liberado de dulce claustro, cargando recuerdos inmensos. Un desahuciado, poeta  sin acción, ¡sin ti... mi querida Camila! Porque eres la memoria que aún desfila, eres mi sangre, mi todo, mi única pasión.

Por qué tengo que olvidarte

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¿Caminante o errante? Perdido en este tiempo, perdido en este espacio. Suspiros en la noche, suspiros al amanecer. Durante el día te pienso, durante la noche también. Aún te espero, aún te quiero. Un cometa en el crepúsculo, un amor que deja huella. Una lágrima con aflicción, un adiós sin compasión. Te pediría que vuelvas, pero no tienes más calor. Debería yo olvidarte, Pero aún quiero amarte.

Estrellita

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Noche: En tu cielo oscurecido, está ella en lo alto. Brilla suspendida, en la distancia de su adiós. Viaja suavemente con la galaxia, danzando de un extremo a otro. ¿Cómo he de pedirte que la dejes venir a mí? ¡Cómo he de decirte que alumbre sólo a mí! Estrellita: Sólo eres mía en la distancia, sólo soy tuyo en mi fantasía. ¿Quieres acompañarme esta noche? ¡O todas las noches por venir! Y si tú no vienes, iré yo a ti. Sabes que puedo, sabes que debo. Porque sin tu amor... no tiene sentido vivir.

Fuiste mía

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En el baúl de mis recuerdos, el tuyo es el primero. Recuerdo esa mañana, recuerdo esa habitación, recuerdo ese momento, cuando hicimos el amor. Y fue del amor sincero, de ese que pertenece al del primer beso, y al del primer adiós. Jóvenes los dos, jugamos como niños, cantamos, reímos, hasta ese profundo beso, donde la inocencia terminó. Tus mejillas sonrosadas, se llenaron de pudor. En tu blanca piel de niña, mis manos tallaron una mujer. Fue entre mis brazos y piernas, que tu cuerpo sintió mi pasión. Si recuerdo hasta el aroma de tu piel, tus ojos soñadores, tu larga cabellera, tu ligera voz. No volverá aquel tiempo, pero no olvidarás este pecho; porque ese día fuiste mía, tanto como ese día... tuyo fue mi amor

El amor no es el fin

El amor nunca es el fin, el amor siempre es el medio. ¿Qué está al otro extremo? Tú. Ahora eres el final del camino, no el mismo camino. Estás en estos versos, porque eres mi inspiración. Te llevaré como cicatriz, pero sin dolor y angustia. Como lágrima que corre, al cantar nuestra canción. Un beso... en tu mejilla. Un abrazo... fraternal. Una mirada... de nostalgia. Un adiós... con el corazón.

Lecho de muerte

Quiero existir lleno de tu amor Dormitar con tu tibia compañía Despertando con la dulce ilusión Envuelta entre mis brazos todavía No me arranques de tu pecho Ni me tires al vacío del olvido Estoy muriendo aquí perdido Soy una sombra en este lecho Sólo sueño de día con tu regreso Amanezco entre frío y oscuridad Solo y afligido en eterno deceso Cubierto por tu manto de vacuidad

Sacramento de olvido

Amada, En el crisol de la distancia, se consume mi sueño. En la noche apagada, me pierdo en la penumbra. Soy una sombra oscura, que camina sin parar. No volveré a verte, pero te extraño. No estaré en tu vida, pero te amo. En la eucaristía de mi soledad, beberé del cáliz de tu ausencia, guardaré la hostia con reverencia, pero llegará el día que la tire al mar.

La muerte y el tiempo

Su recuerdo permanece, como eterna tempestad, días de miedo y soledad, noches que no merece. El tiempo fluye hacia el pasado, la corriente se lleva la alegría, inconclusa queda la sinfonía, muerte pintada en ese cuadro. Rutina que duerme a mi lado, en mis sueños todavía vibra, recuerdos de un enamorado, tristeza que el tiempo cimbra. Muerte que no llegas, ¡no sé porqué te niegas! Vida que no se aparta, ¡la muerte ya no acierta!

Vida o muerte

Si la vida se define por la muerte, ¡sé tú mi muerte para yo vivir! Si la muerte es la verdadera vida, ¡sé tú mi muerte para yo vivir! Si la muerte es el final de la vida, ¡sé tú mi vida para yo vivir! Si la vida es solamente la vida, ¡sé tú mi vida para yo vivir! En cualquier caso de vida o muerte, ¡sé tú mi vida, o sé tu mi muerte! Pero sé alguna para mí.

Domingo eterno

Otra noche con la nostalgia del pasado Un momento eterno para recordarte Una cama fría sin tu cuerpo a mi lado Abatido y distante sin poder amarte Domingo eterno que nace con mi dolor Sentimientos aflorando hasta la explosión El silencio en tus días me dejó sin valor Una breve partida, un adiós sin compasión Aún la amo, pero es tan fría Aún la quiero, pero me olvida Era mi ángel, mi única alegría Mi sueño, el amor en esta vida

Ausencia

Ausencia es no sentirte No estar frente a tus ojos Garabatear otro futuro Indagando en el exilio Esperando nuevo brío Temiendo ser pasado Estoicismo no aprendido Aceptar la despedida Marchitado sin tu brillo O disolverme olvidado