En un instante contigo

En el seno de la conciencia
encontré la respuesta
que por años busqué.
Ahí escondida estaba,
envuelta grácilmente
y durmiendo
en el silencio absoluto
de mi olvido.

Cuando te divisé
creo que temblé,
y cuando temblé
supe que te había hallado.
Pues al cobijarte entre mis brazos
te acaricié como antes,
como en aquellos días
cuando tu bello rostro
era familiar a mis sentidos.

Y en ese breve instante
de larga conmoción,
comprendí
que en la ausencia de recato,
la rosa no florece
en un corazón infértil,
como el que hoy tengo yo.

Syd.

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